Luego de mi recepción en la arena, yo tenía pena por no ver a mi padre antes de partir, pero sin embargo un sentimiento de euforia y ansias llenaban mis emociones en ese momento, era un soldado, dejé de estar destinado a ser un obrero, mi futuro auguraba cosas majestuosas, aventuras que nadie nunca imaginó vivir, batallas épicas que nadie pensó escuchar.
El general me llevó a una habitación, me pasó ropas, me dio de comer, me dijo que en esa habitación, si la voluntad de Venganza me protegía, ocuparía por mucho tiempo. Me acostumbré a la habitación en pocos segundos, guardé mis pertenencias, y me vestí con la ropa que el general me dio, me estiré en la cama para descansar un momento, pero inmediatamente entró el general, me tomó de la mano y me llevó a la sala de entrenamiento, me puso ahí en medio y me abandonó, estuve parado ahí un buen rato, hasta que una voz me dijo:
-Desenvaina la espada-
Lo hice y justo al tiempo en que mi espada acabó de salir de la vaina, cuatro muñecos de palo se deslizaron hacia mí, muy rápido, pero de alguna manera logré saltar y los muñecos no se estrellaron contra mí, al chocar entre ellos se hicieron añicos y cuando mis pies tocaron la tierra más muñecos salieron a diferentes ritmos, en ese momento recordé la prueba del hombre de las flechas y me puse a esquivar muñecos para todas las direcciones, mientras los segundos pasaban, los maniquíes iban más y más rápido y mi energía era cada vez menor, al pasar unas cinco horas de entrenamiento mis piernas ya no me respondían, mi respiración era muy rápida y con un tono muy cansado, yo ya sentía que el corazón se me salía por la boca y los muñecos seguían llegando a gran velocidad, hasta que uno me golpeó y me botó al piso, mientras estaba en el piso los maniquíes me seguían golpeando, uno me dio en la boca y empezó a salir sangre, luego llegó un golpe a mi cabeza el cual se llevo mi conciencia y esta se desvaneció, desde ahí no recuerdo nada.
Cuatro horas más tarde desperté en mi habitación, me levanté, me bañé, me vestí y el general entró nuevamente, me tomó de la mano y me llevó a la zona de entrenamiento
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