lunes, 23 de mayo de 2011

Capitulo 5 .- Empieza la aventura

Todo partió en mi nacimiento, nací en la ciudad profanada del abismo ,Grukkhaim, al nacer, mi padre, quien fue quien me recibió en este mundo, sin intención me dejo caer, y me di contra el suelo de una manera muy brutal, no me moví, ni siquiera lloré, mi padre lleno de angustia pensó que había muerto y que no estaba respirando, me levantó con sus manos, sus áridas manos de obrero de la forja, al verlo, sonreí, y el me sonrió también, me puso en los brazos de mi madre, la cual me dio de comer, y me hizo dormir.
Empezó mi aprendizaje para ser obrero, mi padre me enseño a hacer lo que el mejor sabía hacer, me enseño a hacer espadas, escudos, cascos y armaduras, me desempeñaba con habilidad en mi oficio, mi primera espada fue de calidad única, por lo cual mi padre me la obsequio para que la guardara por siempre, seguí aprendiendo y cuando cumplí aproximadamente los 4 años, pasábamos con mi padre por fuera de un campo de entrenamiento de guerreros, yo con mi espada siempre al cinto, y cuando estábamos cerca de la entrada, el guardia de portería preguntó a mi padre si me venia a inscribir al servicio y donde estaban mis papeles de inscripción y linea sanguínea, mi padre respondió que no venía a inscribirme ya que yo era solo un obrero, en ese momento mi espíritu afloró y le pedí a mi padre una oportunidad para luchar por lo menos una vez en mi vida, mi padre me dijo que bueno pero el guardia no me dejó, a lo que su superior que iba a una campaña, nos vio y se acercó a preguntar que pasaba, el subordinado le respondió y el me tomó, me apretó el brazo fuerte, lo que hizo que yo lo endureciera, entonces el general dijo que entrara a la arena, yo me motivé y lo seguí. La arena era enorme, oscura y vacía, llena de jaulas con guerreros entrenando y bestias hambrientas preparadas para los juegos de guerra próximos, fuego y cadáveres regaban el piso, recuerdo que sentí miedo, mucho miedo, el general me llevaba por los pasadizos muy rápido que casi sentía que volaba, mi padre intentaba seguir el paso pero se iba quedando atrás hasta que al final desapareció en los oscuros pasillos. El soldado me llevó a un lugar que parecía una arena, ahí me dio un escudo, armadura y una espada, la cual rechacé porque prefería usar la que yo mismo había creado, me sonrió y se retiró.
Debí haber estado ahí dentro una media hora solo sin que nada se moviese y eso empezaba a preocuparme, hasta que de pronto un bestia que parecía un gato alado de las montañas apareció frente a mi y comenzó a atacarme, el animal se empeñaba en hacerme daño, pero yo fácilmente, por algún motivo, esquivaba sus ataque con una destreza increíble, luego sin querer, tropecé con una piedra del suelo y caí de espaldas, a lo que el gato saltó para hacerme añicos en mi posición desfavorable, a lo que el reflejo me hizo desenvainar mi espada y atravesar el torso del animal, causándole la muerte. Pasó un lapso de cinco minutos y la puerta volvió a rechinar, era un crío, de mi misma edad al parecer, venía vestido de mi misma forma, noté que él era mi adversario, corrí velozmente hacia él y lancé un ataque, el cual el bloqueó con su escudo y sacó su espada y me hirió la parte de abajo del brazo, sangré, aún recuerdo esa herida, mi primera herida, la cicatriz nunca sanó, me compuse de mi dolor de niño pequeño, y tomé nota de que esto iba en serio, y debía preocuparme de mis acciones, cuando el chico atacó, esquivé su golpe y le corte la mano de un golpe de espada, el niño se revolcaba de dolor en el piso, y yo no quise seguir luchando, un guardia entro y lo retiró, dejándome ahí solo otra vez, pasaron los cinco minutos y la puerta sonó por tercera vez, entro un tipo grande con un arco y flechas punta de diamante, se paró en la entrada y comenzó a dispararme con una velocidad impresionante, la primera flecha no la sentí, pero rozo mi cara, haciendo que brotara sangre, me compuse y comencé a esquivar sus flechas, viéndolas por el brillo que resplandecía cuando éstas volaban hacia mí, esquivaba flechas como un maniático, esperando que en algún momento se le acabaran para poder acercarme, al parecer eso no iba a ocurrir, trate acercarme pero la rapidez de las flechas me lo impedía, solo me quedaba esperar a cansarme y que una flecha diera en mí, pasó largo tiempo y el ataque no se detenía, hasta que de repente sonó la puerta chirriante, las flechas cesaron, y el tipo se retiró, era solo una prueba, pensé que había acabado, pero no, otra vez sonó la puerta y entro un soldado, de armadura y espada, era mayor que yo, al parecer era un soldado raso ya entrenado, inmediatamente empezó la lucha, él era más rápido que yo, era más fuerte que yo, y estaba mejor entrenado que yo, traté como pude de salvarme, y cometí un error, no valoré mi ataque, el ataque es la mejor defensa, el tipo me dio un golpe con su puño en la cara y me mandó volando hacia la pared, corrió y me tomó del cuello, me levantó, sacó su espada, y yo también y en ese momento, se la enterré en el ojo, retrocedió con mucho dolor, y su ira aumentó, al parecer tomó odio su mirada, y ahora iba a matarme, porque tal vez sólo era una prueba, pero se acabó, ahora iba en serio, corrió hacia mí, lo esquivé y salté a su espalda y le di un golpe con la espada, haciéndole una herida en ésta, retrocedí, él se acercó, me lanzó su ataque final hacia mi cráneo, a lo que yo puse mi espada, y ataque contra él al mismo tiempo, el sonido fue brutal, sólo imagina peleando a un niño de 4 años contra un adulto, el impacto fue muy fuerte, y la mitad de su espada estaba en el suelo, y la otra en su mano, él mostró miedo en su cara, a lo que salté y enterré mi espada en su cabeza, y lo maté. En 5 minutos, el general entró y me dijo que estaba reclutado para el ejército, y que nunca más vería a mis padres, y fue verdad, nunca mas los vi, no me pude ni despedir...

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