Daban las 5 de la mañana, el cielo se encontraba en su rojo mas tenue y desolado, las nubes giraban en órbitas elípticas con un color semi-amarillento, el viento mecía las copas de los árboles las cuales hacían un ruido tenebroso al adentrarse en el bosque oscuro en el cual ninguna luz podía ingresar. Sonaba la trompeta del general y los soldados salían de sus tiendas de campaña, lentamente y con sueño, el general nos mandó a bañar al lago, con una marcha lenta y constante recorrimos el largo trayecto del campamento al lago. El agua estaba helada, como hielo y los peces saltaban como si nada generando ondas las cuales chapoteaban al chocar en la orilla y mojaban el suelo, en el fondo del lago se veía una silueta enorme girando, la cual provocaba la clase de "marea" que tenía el lago en ese momento. Entramos en él, y nos temblaban las piernas, yo fui el primero, el agua clavaba mis piernas como cuchillos carniceros rebanando los huesos para la sopa, en unos segundos la circulación de mis venas cesó, era increíble el dolor que el agua podía causar, pero al rato pasó, mi baño duró aproximadamente unos 10 minutos y al salir miré nuevamente al lago y la sombra seguía ahí, pasiva e intensa, pero sin hacer nada, solo girando y girando. Al volver con el general, éste me regañó por haberme demorado mucho:
-Ni los príncipes se bañan tanto, eso fue una pérdida de tiempo que no nos podemos permitir, el tiempo es sangre muchacho, sin sangre no vivimos, si no vivimos somos derrotados y si somos derrotados, nuestros enemigos serán victoriosos, y eso soldado... no podemos permitirlo-
-Pero señor...-
-No le hables a tu superior sin permiso, pero tienes coraje, se nota en tus ojos, se nota en tus notas de entrenamiento, mmm,... me servirás para esto... Toma! (Me arroja un papel enrollado), ve al templo verde y mohoso que hay en el centro de este bosque, cuando llegues ahí, sabrás que hacer con el pergamino-
-Si señor!- Afirmé con ademán de soldado y partí a la carrera a cumplir mi misión.
-Cuídate soldado! -Me gritó- No podemos permitirnos ninguna baja- Dijo para si mismo.
Me adentré en el bosque oscuro con mi espada, mi armadura y mi escudo, caminaba por un sendero deformado, al cual no se le veía sentido aparente, con el pergamino en la mano y la espada en la otra, corrí unos 40 minutos en una sola dirección pero parecía que no avanzaba nada. Los árboles se movían al frente de mi, y daban la sensación de querer atacarme, los ruidos que se generaban en aquel ambiente, los gritos, oh malditos gritos, siempre los recordaré, la suerte hizo que no me volviera loco ese día, eran mortales.
La misión aún no terminaba, y esa convicción me mantuvo cuerdo, afirmé el pergamino y reintegré mi carrera, llegué a un lago profundo, el cual rodeaba a un templo antiguo y destruido, de color verde, tal como dijo el general. Me propuse atravesar el lago nadando, y me acerqué a la orilla para sacarme la armadura, cuando me estaba retirando las botas, del lago apareció una bestia enorme, de cabeza alargada, con púas en la cresta, colmillos mas largos que mi brazo entero, tenia 5 ojos, sin nariz, piel grisácea, con escamas, y extrañamente una gema brillante debajo de la garganta, y lo mas terrible fue, que me atacó sin pensarlo:
Se lanzó hacia mí estirando es cuello
Yo esquivé saltando hacia un lado para recoger mi espada y mi escudo
Retrocedió para hacer su nuevo ataque
Tiempo que me dio para ponerme las botas y el casco
Atacó nuevamente pero esta vez, abrió la boca y lanzo un ácido color verde que me alcanzó en el casco, el cual empezó a desintegrarse continuamente y no tuve más remedio que quitármelo, Salté a esa monstruosidad y enterré mi espada en su cuello y me deslicé hacia abajo rajando toda su piel, lo cual no funcionó pues se regeneró de una forma excepcionalmente rápida
El monstruo se recuperó y atacó nuevamente, el tiempo pasaba y yo no podía soportar más una batalla infinita, entonces pensé: "Si voy a morir, leeré el pergamino, no pienso morir sin saber que estaba protegiendo". Al abrirlo comencé a leerlo. Pero la infernal bestia no paraba de atacarme.
"Si ayuda necesitar..."
Me lanzó un ataque con la boca el cual esquivé saltando y rodando por el suelo.
"... Las siguientes palabras recitar..."
Me golpea con su frente en el escudo y me lanza hacia atrás con una fuerza descomunal
"(Lenguaje raro indescifrable)"
Al recitar esas palabras mi espada comenzó a brillar, se empezó a calentar y mis manos ardían, expelía una luz muy brillante y sentía que mis ojos se quemaban, creo que el monstruo sintió lo mismo ya que se sumergió en el agua como para escapar, el mango de mi espada comenzó a cambiar, de ser una cosa cuadrada paso a tener un diseño más cálido, más fogoso, más de fuego, no sé si me explico, a lo que la hoja también respondió de la misma forma. Al terminar la metamorfosis extraña de mi querida espada que me dio mi padre todo brillaba y un ser extraño apareció frente a mi y me dijo:
"El maná no es solamente para los dioses, también para sus hijos
El maná no es solamente para los magos, también para los guerreros
El maná no es solo para los seres vivos, también para los muertos
El maná no es solo para adultos, también para pequeños"
Y desapareció. El pergamino se quemó al instante.
Pasaron unos 5 segundos y el monstruo volvió a salir del lago, de un solo golpe de espada su cabeza rodó por mis pies.
Crucé el lago y llegue al templo verde... Aún no sabía lo que me esperaba